Cumplí 32 este año sin pena ni gloria. Los cumplí en un interregno extraño en donde el día pareció aún más insignificante. Un día más en la eterna cadencia sin parar de todos los días seguidos uno tras otro. Pudo haber sido un martes, o un jueves. Da lo mismo. Ese 15 de septiembre vi por la noche la transmisión del grito en el zócalo de la CDMX, y esos fuegos artificiales parecían poco más que un montaje raro.
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